viernes, 1 de febrero de 2008

ESPECTACULOS : LEY DEL MUSICO, CALAMARO EN CLUB CIUDAD








Los músicos del país tiraron a la "Ley del Músico"



Bajo el disfraz de ser un "régimen legal de trabajo de los ejecutantes musicales" el Sindicato del músico (Sadem) empezó a promover la denominada "ley del músico". Lo que esta ley generaba era el pago de una matricula por parte de los músicos para poder presentarse en vivo. Matricula que era entregada los músicos luego de un "examen" donde "profesores" como Miguel Botafogo calificaban si eran aptos o no para hacer arte en lugares públicos. Inclusive esta ley obligaba a dicho trámite a musicos callejeros que casi ni gana plata, y solo reciben dinero de "gorra", algo que no justifica ningún monotributo. Por lo tanto ante la falta de trabajo en el rubro, el Sadem se preocupo por limpiar la caña, antes de pensar si habría peces para pescar, lo que motivo al conjunto de los músicos a protestar contra esta ley sin sentido en estos tiempos. "Ahora si, tu trabajo es reconocido" decían los defensores de esta ley, dando por alto que dicho trabajo viene disminuyendo de forma alarmarte luego de la tragedia de Cromañon, donde se comenzó a cerrar lugares de trabajo debido al excesivo control , sobre todo a los lugares pequeños. Las protestas surgieron de distintas formas: Liliana Herrero, Lito Vítale, La unión de Músicos Independientes y otros comenzaron a realizar asambleas en el Bauen con el fin de largarse a la lucha. Desde el under la asamblea de Arte de Plaza Serrano y Teatro San Martín fue pionera. Desde el 9 de abril de 2005 viene difundiendo sobre la realidad difícil de los músicos independientes, manteniendo una pelea con la dirección del Sadem y sus pollos de la izquierda tradicional.
Finalmente, la lucha del conjunto de los músicos, logro que Mercedes Sosa, Víctor Heredia y otros músicos representativos se reúnan con el Presidente Néstor Kirchner. La respuesta de Kirchner fue doblemente satisfactoria: Primero tiro para atrás la ley, Después le pidió a los músicos "que se unan" para hacer una ley justa que beneficie a todos los sectores. Agradecidos y contentos, quizás por eso tuvo valor simbólico para la música que el acto del 25 de mayo sea cerrado por los músicos populares. La falta de trabajo para los músicos sigue siendo un problema, ya que la globalización hace que podamos ver a varios artistas internacionales por año, pero no logra que los músicos argentinos puedan crecer en cantidad. El mercado de la música esta manipulado por MTV, Rock and Pop, Pepsi y otras multinacionales que dejan sin chance ni aires a los emprendimientos independientes. Pasa lo mismo que con el hipermercado que se come al almacén de barrio. Para colmo son pocas las bandas y artistas que buscan la organización alternativa, y prefieren el camino del estrellato y la de "pegarla" en alguna compañía, lo que convierte a estos pulpos en árbitros de la industria de rock y las otras yerbas. Quizás sea bueno atacar el problema de raíz, que los músicos pidan espacios en los centros culturales y difusión desde las radios y canales del estado. Que se exija a los bares contratar músicos (como era en otras épocas, donde por ejemplo en los estrenos del cine, la banda de sonido tocaba en vivo). Pero sobre todo, que se estimule la música nacional, echa por músicos argentinos, que se termine con el imperio extranjero en las F.M y se empiece a construir el "industria nacional de la música".






ARTISTA POPULAR DEL AÑO:
ANDRES CALAMARO , UNA FLOR EN EL DESIERTO DEL ROCK NACIONAL.




La Avenida Libertador estaba poblada como pocas veces, como en aquellas tardes calurosas de 1990 cuando los Redonditos de Ricota copaban Obras, o cuando en febrero de 1995 los Rolling Stones aterrizaban en River. Pero lo increíble del caso es que la masiva concurrencia no se movilizaba para ver rock popular y barrial (las mediocres experiencias de La Renga y Bersuit, que de tan “medio” y tan comercial arrastran gente de todos lados), ni tampoco se movilizaban para ver una banda regresando después de años por millones de dólares (Soda, The Police, los mismos Stones, o el pesado Seru Giran del 92), lo increíble es que a la gente los movilizó un solista, el único solista masivo de estos tiempos ( Charly, Fito y Spinetta tocan en teatros chicos de baja recaudación) , el único solista en marcar con sus discos el tiempo de una sociedad clase mediera consumista.Digamos que Andrés Calamaro hoy es “el” solista, que vive un momento de techo histórico que supera al que vivió Charly en los 80 y Fito en los 90. Porque este presente de Andres no es su techo musical, si no un momento mas, maduro y coronario.Además, Andrés no necesita para esta masividad aparecer en lo de Susana o en la tapa de Gente. No son escándalos sino canciones las que penetran el alma de la gente lo que lo pusieron arriba de todo en el podio del rock nacional. Mientras los otros grandes resbalaron siempre políticamente (recuerden a Galtieri con Seru, o a Charly poniéndole el brazalete a Menem) Andrés se mete en temas como los muertos guerrilleros de Trelew o el maltrato carcelario. O sea: políticamente correcto, pero para los zurdos.El club Ciudad estaba repleto, pero cómodo. Después de la española banda soporte (Fito y Fitipaldis), se sube Calamaro al escenario, guitarra y campera negra de cuero, rulos que gesticulan elegancia poética. Empiezan a sonar los acordes de “El salmon” ( “Quiero arreglar todo lo que hice mal / todo lo que escondí hasta de mi”) en una versión estilo voz ronquera del Indio Solari. Después arranca con el tema que abre el disco “La Lengua Popular” dedicado a los amigos que no están e intercambia con el publico que responde en el estribillo que dice “bajo al infierno un poco”. Infierno de drogas y rock and roll del que Andrés zafó, como toda persona inteligente, evitando transitar el camino de tantos ídolos que después de tanta droga se convierten en pelotudos estilo El Pomelo de Capusotto. El recital es una avalancha de hits: A Calamaro le sobran canciones, son todas conocidas, como “Te quiero igual”, “Loco” (Por fin puede decir tranquilo la palabra “Porrito”), “Alta suciedad”, la nueva del mini bar y todas las demás también. Es un Calamaro maduro, enamorado pero no hasta la locura (si bien los temas del nuevo disco siguen teniendo esa pasión “Las musas no son asuntos pendientes, no son cuchillos en los dientes”) que huele menos a cocaína y mas a yerba mate que fue su bebida en el escenario “un mate amargo para endulzar la garganta” como el mismo dijo mientras cebaba.
Quien escribe esta nota vio en 2007 a varias bandas (muchas bandas under, otras masivas, hasta el aburrido Pepsi Rock) pero la mayoría huela a nada. Mucho disfraz en las bandas nuevas (abusan de la rasta, la musculosa onda Bond Strett y del oportunismo a implementar de un dia para el otro sonidos de moda, o el error de no meterse en política y después hablar en las letras de “revolución”), algunos casos son contradictorios, como el de Las Manos de Filippi, que son militantes del pequeño burgues Partido Obrero (que siempre estuvo en contra de la guerrilla urbana, como tambien del Che Guevara, Cuba, Subcomandante Marcos y las FARC) pero sacaron un disco con forma de bomba. Triste forma de vender discos, ser del P.O y hablar de bombas (salvo que las bombas de Las Manos sean bombitas de agua de carnaval).
Por suerte existe Manu Chao, y su buen logrado disco La Radiolina. Aceptable cuarto disco de Los Umbanda, raro pero pegadizo nuevo trabajo de Emanuel Horvilleur, y otra vez sopa disco de Fito Paez (mejor es la pelicula "¿De quien es el portaligas?")
Mucha mediocridad en las bandas viejas (El disco nuevo de Los Piojos es una imitación a lo peor de ellos mismos, Divididos y Las Pelotas se tropiezan en su historia, y Soda calienta menos que el sol de la Antartida).
Sin duda, Calamaro en el club Ciudad es el show del año, y “La Lengua Popular” el mejor disco.Y si alguien dice que Calamaro también esta disfrazado, la respuesta es: ¡ A calamaro le creemos !

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