LOS CESANTIADOS DEL GOBIERNO DE LA CIUDAD
Ayer el militante era subversivo,
Hoy es ñoqui.
20 de enero de 2008
El 28 de diciembre del pasado año (día de los inocentes, a partir de ahora día del culpable) el actual “alcalde” de Buenos Aires decidió de golpe y porrazo no renovar el contrato de 2.300 empleados de la Ciudad.
La excusa de Mauricio Macri es que son “ñoquis” y “puestos políticos”.
Para comenzar lo importante es echar un vistazo a la verdad, y aclarar cual es la situación de un empleado de la ciudad hoy, en este tiempo de precariedad laboral.
La mayoría de los empleados de la ciudad ingresan a trabajar por “contrato de locacion”, esto es un contrato de los conocidos como basura, ya que no le reconoce al empleado ningún derecho salvo el de cobrar el sueldo. No existe obra social, ni aportes jubilatorios, mucho menos aguinaldo y vacaciones.
Cuando el trabajador empieza puede pasar de 3 a 8 meses sin cobrar un solo peso, que es lo que tarda el Gobierno de la Ciudad para depositar el primer sueldo.
O sea, el trabajador no solo no es ñoqui, si no que trabaja meses sin que le paguen, sosteniendo sus viáticos y gastos sin estar remunerado. Una realidad completamente distinta a la versión que los Macri y Michetti quieren dejar en el inconsciente colectivo de los porteños mintiendo que los empleados de la ciudad son vagos e inútiles.
Los gobiernos anteriores crearon los decretos 948 y 959, con el supuesto fin de pasar a todos los contratados a un régimen de “planta transitoria”. Estos decretos no reconocen la antigüedad como contratado, por lo que sí un trabajador tenia 2 o 3 años de servicio, se le empieza a contar la antigüedad de cero. Para colmo éstos decretos también sirvieron para bajar el sueldo del contratado, y fijar los sueldos entre 900 y 1.200, sueldos de los más bajos según la canasta familiar.
Obviamente, el trabajador cedía voluntariamente a la perdida de estos derechos, ya que la excusa era pasar a tener un trabajo estable y fijo, con derechos laborales.
Todos esos derechos laborales fueron aniquilados por la decisión del Gobierno de derecha de Macri. Fue una decisión psicópata destinada a destruir a los trabajadores. Paso a fundamentar:
El trabajador se entera de esto el 28 de diciembre, en medio de las fiestas. Todos sabemos lo que son las fiestas de año nuevo para la mayoría de los empleados, esas fiestas de reflexión y balance, festejo y ganas de compartir con la familia lo obtenido durante el año. Es claro que la fecha no es casualidad: Hay dos golpes claros, uno es el de destruir al trabajador y golpearlo psicológicamente en su autoestima dejándolo sin la dignidad del trabajo. El otro golpe es hacerlo trabajar hasta él ultimo día de su “contrato” (que vencía el 31/12) para que no tenga derecho al pataleó, a la huelga o a la asamblea. Cuando regrese del feriado del 31 el trabajador ya no va a pertenecer a su empleo, y para colmo el comienzo de la temporada veraniega va hacer que su reclamo no sea casi escuchado en una ciudad casi desierta. El trabajador por otra parte no recibe indemnización ni reparo alguno, pasa a ser un desaparecido laboral. Aquí Macri no actúa como un gobernante, ya que se esconde en la burocracia escrita en los contratos, actúa como un frió empresario, como hacia cuando era gerente de las fraudulentas empresas de su socio y padre.
Macri tampoco tuvo la valentía de entregar la lista de los despedidos, creando un miedo masivo del total de los empleados y aplicando la táctica capitalista del “sálvese quien pueda”, ósea apuntando a que cada empleado trate de “salvarse” y “negociar” cualquier cosa para conservar su empleo. Por suerte, la mayoría de los empleados no se dejó chantajear, aunque carneros y traidores hay en todos lados.
Al mismo tiempo que Macri viola los derechos humanos de 2.300 trabajadores, aumenta los impuestos, discrimina a vecinos poniendo derecho de admisión en hospitales públicos e intenta criminalizar la protesta prohibiendo manifestaciones espontáneas. Esta claro, que ya es difícil vivir en Buenos Aires.
Alguna vez como sociedad nos tenemos que preguntar si no es genocidio y crimen dejar a gente sin trabajo o matar a gente de hambre con la miseria planificada.
Para terminar, me parece importante escribir sobre el verdadero fin de los despidos. Que nadie se engañe pensando que es un tema de ñoquis. Mucho menos es como algunos dicen, un tema de plata o presupuesto.
El motivo real de los despidos es la persecución ideológica y política. No son 2.300 cualquiera, son los que trabajaban en áreas sociales como la ayuda en villas y asentamientos, los que manejaban programas de derechos humanos, los que atendían casas para madres solteras o dejaban su vida diaria en casas de recuperación de menores adictos al paco. Entre esos 2.300 hay muchos militantes sociales que habían ingresado en la anterior gestión que entre sus aciertos tuvo el de crear viviendas y asistir a comedores y organizaciones populares.
Todos esos programas y proyectos son los que Macri eliminó con los despidos, o sea despidió a trabajadores que en su mayoría cumplían una digna tarea social y solidaria. Lo hace con los funcionarios de su “nueva política”, dirigentes que apoyaron las privatizaciones delictivas de la década infame en que gobernó el menemismo.
Poco se habla sobre el trabajo social de los despedidos, porque en el inconsciente colectivo (inclusive en la clase media que se cree progre) aun perdura esa idea que instauró la dictadura militar de que ser militante es ser delincuente, de que ser sindicalista es ser ñoqui. Ayer el militante era subversivo, hoy es ñoqui, pareciera que la militancia en Argentina es pecado, que no se puede blanquear su financiamiento porque es sucio. Pareciera que tener inquietudes sociales molesta, que es preferible que cada cual “haga la suya” sin buscar soluciones colectivas a los problemas de todos. Por mas que vociferen sobre la muerte de las ideologías, estos despidos en la ciudad son 100 % políticos y 100 % ideológicos. Para solucionar este y cualquier problema que paseen la ciudad, la verdad es que “solo la política nos hará libres”. Lastima que tanta gente aun no sé de cuenta.
Ayer el militante era subversivo,
Hoy es ñoqui.
20 de enero de 2008
El 28 de diciembre del pasado año (día de los inocentes, a partir de ahora día del culpable) el actual “alcalde” de Buenos Aires decidió de golpe y porrazo no renovar el contrato de 2.300 empleados de la Ciudad.
La excusa de Mauricio Macri es que son “ñoquis” y “puestos políticos”.
Para comenzar lo importante es echar un vistazo a la verdad, y aclarar cual es la situación de un empleado de la ciudad hoy, en este tiempo de precariedad laboral.
La mayoría de los empleados de la ciudad ingresan a trabajar por “contrato de locacion”, esto es un contrato de los conocidos como basura, ya que no le reconoce al empleado ningún derecho salvo el de cobrar el sueldo. No existe obra social, ni aportes jubilatorios, mucho menos aguinaldo y vacaciones.
Cuando el trabajador empieza puede pasar de 3 a 8 meses sin cobrar un solo peso, que es lo que tarda el Gobierno de la Ciudad para depositar el primer sueldo.
O sea, el trabajador no solo no es ñoqui, si no que trabaja meses sin que le paguen, sosteniendo sus viáticos y gastos sin estar remunerado. Una realidad completamente distinta a la versión que los Macri y Michetti quieren dejar en el inconsciente colectivo de los porteños mintiendo que los empleados de la ciudad son vagos e inútiles.
Los gobiernos anteriores crearon los decretos 948 y 959, con el supuesto fin de pasar a todos los contratados a un régimen de “planta transitoria”. Estos decretos no reconocen la antigüedad como contratado, por lo que sí un trabajador tenia 2 o 3 años de servicio, se le empieza a contar la antigüedad de cero. Para colmo éstos decretos también sirvieron para bajar el sueldo del contratado, y fijar los sueldos entre 900 y 1.200, sueldos de los más bajos según la canasta familiar.
Obviamente, el trabajador cedía voluntariamente a la perdida de estos derechos, ya que la excusa era pasar a tener un trabajo estable y fijo, con derechos laborales.
Todos esos derechos laborales fueron aniquilados por la decisión del Gobierno de derecha de Macri. Fue una decisión psicópata destinada a destruir a los trabajadores. Paso a fundamentar:
El trabajador se entera de esto el 28 de diciembre, en medio de las fiestas. Todos sabemos lo que son las fiestas de año nuevo para la mayoría de los empleados, esas fiestas de reflexión y balance, festejo y ganas de compartir con la familia lo obtenido durante el año. Es claro que la fecha no es casualidad: Hay dos golpes claros, uno es el de destruir al trabajador y golpearlo psicológicamente en su autoestima dejándolo sin la dignidad del trabajo. El otro golpe es hacerlo trabajar hasta él ultimo día de su “contrato” (que vencía el 31/12) para que no tenga derecho al pataleó, a la huelga o a la asamblea. Cuando regrese del feriado del 31 el trabajador ya no va a pertenecer a su empleo, y para colmo el comienzo de la temporada veraniega va hacer que su reclamo no sea casi escuchado en una ciudad casi desierta. El trabajador por otra parte no recibe indemnización ni reparo alguno, pasa a ser un desaparecido laboral. Aquí Macri no actúa como un gobernante, ya que se esconde en la burocracia escrita en los contratos, actúa como un frió empresario, como hacia cuando era gerente de las fraudulentas empresas de su socio y padre.
Macri tampoco tuvo la valentía de entregar la lista de los despedidos, creando un miedo masivo del total de los empleados y aplicando la táctica capitalista del “sálvese quien pueda”, ósea apuntando a que cada empleado trate de “salvarse” y “negociar” cualquier cosa para conservar su empleo. Por suerte, la mayoría de los empleados no se dejó chantajear, aunque carneros y traidores hay en todos lados.
Al mismo tiempo que Macri viola los derechos humanos de 2.300 trabajadores, aumenta los impuestos, discrimina a vecinos poniendo derecho de admisión en hospitales públicos e intenta criminalizar la protesta prohibiendo manifestaciones espontáneas. Esta claro, que ya es difícil vivir en Buenos Aires.
Alguna vez como sociedad nos tenemos que preguntar si no es genocidio y crimen dejar a gente sin trabajo o matar a gente de hambre con la miseria planificada.
Para terminar, me parece importante escribir sobre el verdadero fin de los despidos. Que nadie se engañe pensando que es un tema de ñoquis. Mucho menos es como algunos dicen, un tema de plata o presupuesto.
El motivo real de los despidos es la persecución ideológica y política. No son 2.300 cualquiera, son los que trabajaban en áreas sociales como la ayuda en villas y asentamientos, los que manejaban programas de derechos humanos, los que atendían casas para madres solteras o dejaban su vida diaria en casas de recuperación de menores adictos al paco. Entre esos 2.300 hay muchos militantes sociales que habían ingresado en la anterior gestión que entre sus aciertos tuvo el de crear viviendas y asistir a comedores y organizaciones populares.
Todos esos programas y proyectos son los que Macri eliminó con los despidos, o sea despidió a trabajadores que en su mayoría cumplían una digna tarea social y solidaria. Lo hace con los funcionarios de su “nueva política”, dirigentes que apoyaron las privatizaciones delictivas de la década infame en que gobernó el menemismo.
Poco se habla sobre el trabajo social de los despedidos, porque en el inconsciente colectivo (inclusive en la clase media que se cree progre) aun perdura esa idea que instauró la dictadura militar de que ser militante es ser delincuente, de que ser sindicalista es ser ñoqui. Ayer el militante era subversivo, hoy es ñoqui, pareciera que la militancia en Argentina es pecado, que no se puede blanquear su financiamiento porque es sucio. Pareciera que tener inquietudes sociales molesta, que es preferible que cada cual “haga la suya” sin buscar soluciones colectivas a los problemas de todos. Por mas que vociferen sobre la muerte de las ideologías, estos despidos en la ciudad son 100 % políticos y 100 % ideológicos. Para solucionar este y cualquier problema que paseen la ciudad, la verdad es que “solo la política nos hará libres”. Lastima que tanta gente aun no sé de cuenta.
2 comentarios:
Muy buena la nota. Siempre la derecha toma al trabajo como la variable de la supuesta eficientización del estado y del ajuste financiero. Quisiera saber dónde están los tan mentados equipos técnicos de macri que decía tener a los mejores y hasta ahora no se la ha caído una idea en salud, educación, erechos sociales, ni siquiera en su caballito de batalla...la seguridad, así que yo como argentino ya tuve demasiado con Martínez de Hoz, Cavallo, menem, Videla, de la Rúa y demás yerbas. Hay que organizarse para ganarle a este hijo de puta.
Macri es la encarnación de la ideología ultraconservadora que hay que combatir.
Esta vez sin botas ni patillas, sino con bigote y título de ingeniero, pero es lo mismo.
PD: Estoy podrido de el concepto de "el vecino" que el Pro usa para justificar sus actos, asi como también de ese discurso de "la eficiencia" traído del sector privado. Todo un lexico de eufemismos a travez de los cuales se puede leer la ideología de los macristas.
Los felicito por la nota!
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